Wednesday, October 19, 2005

Hoy la ciudad no amaneció tan ruda como de costumbre. Será que no podía ni verse a sí misma, de tan contaminada. Desde el noveno piso, la densa nata que respiramos se ve como un gigante. Yo sigo perdida buscando mi espejo ¿dónde lo habré dejado? y es que este que tenía, no estaba roto, como otros tantos que le han sumado de 7 en 7 miles y miles de años a mi cuota... en lo que la mala suerte llega, he estado pensando en construir un periscopio para cruzar la esponja venenosa del cielo... me hacen falta las estrellas aún. ¿Algún día se volverá mi corazón una piedra?

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